miércoles, noviembre 16, 2005

BRAVO en Santiago

Mimbre con música de Violeta Parra
Más Mimbre
Mimbre y sicodelia
Hay que atinar ahora ya: tal como lo dice Vera Meiggs en la nota que aparece en hoy en El Mercurio, Sergio Bravo es un maestro mayor del documental chileno. Nunca pensé que Vera-Meiggs y yo pudiéramos estar de acuerdo en algo, y tate, aquí está. El destacado de la crítica me encanta:
Bravo transforma la fabricación de una rueda de carreta en una epifanía cósmica.
¡Vera-Meiggs sicodélico! No voy a seguir dando la lata al respecto: ya he escrito demasiado en este blog sobre lo que fue la retrospectiva de Sergio Bravo en Valdivia, y la oportunidad única que se está dando en Santiago para ver sus películas. Es hasta este viernes en el Centro de Extensión UC. Hoy es la ÚLTIMA OPORTUNIDAD de ver todos sus hits: "Mimbre", "Día de organillos", "Láminas de Almahue" y "Banderas del pueblo" (a las 16 y 19 horas). A las 21:30 hrs, en tanto, darán "Pan minero" y la ya de culto "La glane", para mi gusto, uno de los más bellos y desoladores documentales que he visto en mi vida.

La Glane...
...con música de Brian Eno
Bravo, que este año recibió la Medalla Orden al Mérito Pablo Neruda (Neruda era amigo suyo, y ahora recibe medallas con su nombre) vive en Viña, y nunca muestra sus películas. Éstas han estado guardadas con décadas. Según lo que he investigado, fueron sus películas las que veían Raúl Ruiz y Miguel Littin antes de hacer "Tres tristes tigres" y "El chacal de Nahueltoro". La influencia del documental en el cine de esa época viene de Bravo.

Estas son todas de Las Bandera del Pueblo




En fin. Son todos ustedes personas adultas y saben lo que hacen.

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"EL BAÑO" VERSUS "EN LA CAMA": Mañana jueves se estrenan tres películas chilenas, "Todas las mujeres van al cielo", "El baño" y "En la cama". La de Bize adelantó su estreno para no chocar con Harry Potter y se ha levantado una mini polémica via e-mails, en la que la gente de "El Baño" protestó por la actitud de Bazuca Films ("Rompieron el código de honor del cine chileno", dice el productor y distribuidor de El Baño, Rodrigo Orellana):
El argumento entregado por la distribuidora Bazuca Films, respecto de que este adelanto se debe a que prefieren no coincidir con el estreno de Harry Potter, es una gran falacia. La fecha de estreno de Harry Potter está anunciada hace cinco meses, por lo que no era ningún secreto”, señala Orellana y agrega: “La verdadera razón que se esconde detrás de todo esto es que “El huésped”, la otra película chilena que se acaba de estrenar, está con baja asistencia de público, por lo que no durará más de dos semanas en cartelera. Obviamente, Bazuca Films se quiere aprovechar de esto y adelantar “En la cama” para no perder esos días, sin considerar que está programado el estreno de “El Baño”.
Ayer, según veo en otro correo, esta vez de Gregory Cohen, la gente de "El Baño" habría sido "presionada" para cambiar su fecha de estreno.
El pedido de ir los primeros días a “El Baño” ahora se redobla, considerando que nos anduvieron presionando para postergar el estreno y no estar en el Hoyts la Reina, a causa del adelanto inconcebible de la película "En la Cama". Finalmente logramos revertir la situación y estrenamos tal como estaba planeado en las mismas salas.

Por eso sería muy bonito hacer un gran tapabocas a la arrogancia, estos cuatro días, jueves 17, viernes 18, sábado 19, domingo 20, y demostrarles que hay público suficiente para ver películas como "El Baño", película diferente y que muestra imágenes que el cine chileno pocas veces se ha atrevido a mostrar.
Sólo quiero decir algo: en lo que se demoró Cohen en hacer "El Baño", Bize hizo un cortometraje y dos películas completas. Ambos directores (más bien, sus distribuidores) están en su derecho de velar porque sus películas las vaya a ver la mayor cantidad de gente. Pero... ¿así? ¿Es tanto el stress?

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Este blog tendrá novedades en el corto plazo. Por eso mis posteos han sido pocos esta semana. Pera ya verán.

sábado, noviembre 12, 2005

CLEAN: Sentimientos en fuga


"Clean" es la primera película que se estrena comercialmente en Chile del francés Olivier Assayas. Apareció en cartelera el jueves antepasado. Ahora está en su segunda y, al parecer, última semana en nuestras pantallas. Tuvo su pre-estreno en Sanfic de este año. La protagoniza Maggie Cheung, la ya diva asiática de "Con ánimo de amor", quien se ganó con justicia el premio a Mejor Actriz en Cannes 2004, el año en que Tarantino fue presidente del jurado. Cheung estuvo casada con Assayas, pero ya estaban separados cuando hicieron esta película juntos. Tricky, el músico electrónico, es un personaje clave de la película (no es cameo: actúa de Tricky, la estrella de la electrónica), así también como la música de Brian Eno, y claro, Nick Nolte, que ya viene a ser el padre del todo el mundo después de verlo aquí.

No puedo decir mucho más que esto: datos. Aún estoy digiriéndola. Podemos agregar que se trata de una mujer china que es pareja de un rockero de cierto renombre, con quien tiene un hijo que no vive con ellos, sino que con los padres del rockero. Y el músico muere de una sobredosis de heroina. La mujer no tiene culpa directa: compró la heroína, pero no estaba en el lugar de los hechos cuando todo ocurrió. Pero, de todas maneras, se va seis meses a la cárcel. Cuando sale, debe empezar todo de nuevo. Debe volver a encontrar trabajo. Debe intentar reconstruir una vida para recuperar a su hijo. Pero no se la hacen fácil. "Tú has recibido golpes, pero también los diste", le dicen. "Pero te mantuviste de pie, y por eso te respeto", le hace de sparring moral Sandrine, una fan y especie de amiga que encuentra en el caos.

Es el mundo de la música: el mundo de Mojo, Austin, Dreamworks, Q, Limp Bizkit, Mazzy Star, todos nombres que se entremezclan entre los diálogos de los personajes. Es el mundo de los desarraigados, que viven entre Londres, París y Vancuver. Y los que quieren ser mejor persona. Es el mundo de los que intentan explicar lo que no se explica: "Es fácil ser valiente cuando todo va bien", dice Albritch, el personaje de Nick Nolte. "Lo difícil es ser valiente cuando el mundo se te viene encima". Albrith es un buen tipo, honesto, algo misterioso: "Los niños me intimidan", le dice a su mujer, que está enferma. "Entienden todo, me leen el pensamiento". Y es el ancla esperanzadora entre todo este frío interno y de soledad que es la vida de Emily (Cheung): "Creo en el perdón. La gente cambia", le lanza para tranquilizarla.

La película tuvo buena crítica: no sólo la encontraron buena; también dijeron cosas interesantes de ellas. Las buenas películas. en general, te hacen escribir mejor. Leopoldo Muñoz en Las Ultimas Noticias habla de "la humanista óptica de la voluntad contra el destino"; Ascanio Cavallo en El Sábado tuvo problemas con el uso de la cámara de Assayas (elemento que a nadie deja muy indiferente: todas la críticas hacen referencia al tema); Pamela Bienzobas, en Mabuse, hace un atinado perfil de Assayas; Sebastián Lorenzo en La Fuga hace referencia al modelo discriminatorio al que debe enfrentarse toda adicta; para Lídice Varas de La Nación la suciedad de las ciudades que se muestran son el marco para la suciedad de los personajes; y Ernesto Ayala en Wikén da en el clavo con "cierta épica" que late en lo más profundo de la película:
"La forma en que nos esforzamos por llegar a acuerdo con nosotros mismos, con nuestra historia y nuestro entorno, si es que lo logramos, nunca está del todo desprovista de cierta épica".
¿Alguien más la vio?


Película de músicos

viernes, noviembre 11, 2005

MABUSE al ataque

El doctor loco ataca de nuevo
Apareció un nuevo número de Mabuse, la revista de cine en internet a cargo de Letelier, Morales y compañía. Viene peso pesado: un dossier de Raul Ruiz (que incluye dos entrevistas, una antigua hecha por René Naranjo antes de caer en el flagelo de la tele, y otra más actual de Yenny Cáceres), además de críticas a todas las películas del ciclo Ruiz, donde destaca el linkeo poético que hace Morales a partir de "El dominio perdido"; una atinada entrevista a Jacqueline Mouesca por su libro "El documental chileno" (este blog tiene una deuda con ese libro); y otra a Sebastián Campos, por "La sagrada familia". Lo más curioso son los dos críticas sobre "Se arrienda" (una en contra y una tibia crítica a favor de Garratt), y una más curiosa y furibunda nota personal en contra de Fuguet de Jorge Letelier, donde se acusa de la "complicidad" de los medios nacionales en apoyar la película (desde The Clinic hasta El Mercurio), poco menos como si Fuguet fuera Pinochet y viviéramos en 1984. Por si todo esto fuera poco, los incansables de Mabuse también hacen una más reposada cobertura de Valdivia. Hiper nutritiva. Linkeala antes de que se agote.

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Esto es lo más ridículo que he leído hoy.

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Hablando de Fuguet, desde hace unos días ya tiene funcionando no uno sino que TRES blogs. Las películas de mi vida, sobre cine, Alberto Fuguet: escritor/lector, sobre libros y frases y su sitio personal transformado en blog. Sanamente, en los sitios no están habilitados los comentarios. Roberto Arancibia, blogger de blogger locales, le da la bienvenida.

jueves, noviembre 10, 2005

FIDOCS en La Tercera

La Tercera de hoy hace un adelanto del Festival de Documentales, FIDOCS (1 al 7 de diciembre). "La pesadilla de Darwin" abre los fuegos, y se muestra un documental sobre Julio Verne que Guzmán hizo para la TV francesa.

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Según Guillermo Luksic, entre otras cosas, presidente de CCU y Quiñenco, y dueño del 99% del pisco en Chile, el modelo económico está super bien como está. "El único modelo efectivo para producir desarrollo y empleo es el que tenemos", dice hoy en la postada de Economía y Negocios de El Mercurio.

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Fin de semana de estrenos europeos, algo no demasiado común en nuestra cartelera. "5x2, vida en pareja" de Francois Ozon (sobre cinco etapas en una relación de pareja...), "La pequeña gran estafa" de Jean Francois Poulliot (sobre la necesidad de un doctor en un pequeño poblado para que se instale una fábrica) y "Planta 4A" de Antonio Mercero (sobre la vida diario de los enfermos en el cuarto piso de un hospital). Además, es momento de que veamos la muy comentada "El exosrcismo de Emily Rose" (hasta la sinopsis da miedo), la chilena "El huesped" (monstruo 3D incluido, que aparece un par de segundos), y "Super escuela de héroes" con Kurt Russell tratando de ganarle el quien vive a Robert Rodriguez y sus "Spy kids" .

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"Dias de campo" pasa a su tercera semana en cartelera (y puede que última). Esta en el Tobalaba y Hoyts La Reina.

martes, noviembre 08, 2005

Muestras y festivales de aquí a fin de año

Como se dice en estas fechas: ¡se nos vino la pascua encima! Este año, a esa sensación de fatiga de material, los cinéfilos deben agregar dos sobrecargas. Los dos festivales de documental más importantes que se hacen en Chile, el Festival de Cine de Valparaíso y el Festival Internacional de Documentales de Santiago (Fidocs), se atrasaron este año por diversas razones (aunque no tan diversas: mucho tuvo que ver el atraso de la entrega de los Fondos de Cultura, es decir, el Fondo de Fomento Audiovisual). El Festival de Valparaíso, que habitualmente es en agosto, este año parte en dos semanas más (19 al 27 de noviembre); el Fidocs, que habitualmente es en noviembre, ahora se pasó para la primera semana de diciembre (1 al 7 de diciembre).

Estos van a ser dos eventos importantes: el Festival de Valparaíso, aparte de su habitual competencia documental, trae un versión restaurada de "El acorazado Potemkim" (no me pongan caritas de aburrimiento... ¡esta copia está espectacular! Si somos afortunados, es la misma versión que se exhibió en Santiago una mañana de domingo en el Centro de Extensión UC hace unos meses, con música de Bitman... una experiencia única, copia nueva, a 18 cuadros por segundo, estrenada en el Festival de Berlin este año); y un ciclo de películas de la Casa Hammer, entre otras delicias programadas por el gran Alfredo Barría.

El Fidocs no se viene con chicas: este año se traslada al Cine Hoyts La Reina, no sin cierta polémica... Hay gente que se pregunta si los documentales brillarán como se merecen entre los megatrasatlánticos norteamericanos, y otros, como yo, que pensamos que los documentales no hay que "protegerlos" ni mostrarlos solo para la elite de amigos que hace documentales, sino que deben ponerse pantalones largos y llegar a los cinéfilos habituales... que son los que deambulan por el Hoyts. Sin embargo, las dudas son válidas. Y no tengo mucho más que decir: de metiche que soy, terminé formando parte de la organización. Y meti la cuchara: este año editaré el llamado DIARIO DE FIDOCS por segundo año consecutivo (una hojita informativa para enterarnos y vernos las caras en el festival)... y preparamos lo que me tiene muy contento: una completa retrospectiva de Pedro Chaskel. Si alguien quiere saber quien es Pedro Chaskel, quizás podamos decir un par de cosas: fundador del Cine Club de la Universidad de Chile; montajista de "El chacal de Nahueltoro" en Chile, y "La batalla de Chile" en el exilio; camarógrafo de esos "avioncitos" que bombardearon La Moneda; documentalista integral que tiene entre sus trabajos una trilogía dedicada al Che Guevara, películas fundamentales del documental chileno con Héctor Ríos ("Aborto", ganadora del Festival de Viña de 1968), Pablo Salas ("Somos +"), Francisco Gedda (fue montajista y dirigió un puñado de los mejores trabajos de este programa documental de Canal 13 que fue "Al sur del mundo"). En fin: lo que se dice un fundador, y un referente obligado para el movimento documental en Chile.

Me ha tocado ver esta semana la totalidad de sus películas, y estoy seguro de que van a quedar tan impresionados como yo. Pero no quiero adelantar más. Ya verán.

Por si fuera poco, y hablando de Chaskel, en el Centro de Extensión UC finalmente programaron la retrospectiva de Sergio Bravo, compañero de ruta de Chaskel en esa epoca, y fundador del Centro de Cine Experimental de la Universidad de Chile. Ambos recibieron merecidamente este año la medalla al mérito Pablo Neruda. Valdivia le dedicó este año una muestra a Bravo, de la que hablamos repetidamente en este blog, una serie de películas imperdibles para cualquiera que desea hablar con propiedad del cine chileno del pasado sin caer en prejuicios y reduccionismos. Y para cualquier que le guste el cine, al verdad. Ya lo conversábamos con un amigo: esta es la clase de muestra que podría estar perfectamente en el Bafici del próximo año. Sin problemas ni pudores de ningún tipo.

Así que, efectivamente, se nos vino la pascua encima.

sábado, noviembre 05, 2005

CINE EN U. DEL DESARROLLO: La derecha también tiene derecho a tener cineastas

El próximo año parten dos nuevas escuelas de cine: la de la Universidad de Chile (dependiente del Instituto de la Comunicación y la Imagen, que ya realiza el Postitulo de Cine Documental), y la de la Universidad del Desarrollo. La primera está a cargo de Francisco Gedda (director de la serie más cinematográfica que ha habido en la televisión chilena, "Al sur del mundo"), y la segunda tiene como director a Marcelo Ferrari ("Subterra").

Estas dos escuelas se agregan a las ya existentes en la Escuela de Cine de Chile (Carlos Flores y Carlos Alvarez), en la Universidad Arcis (Esteban Schroeder), en el Instituto Profesional Arcos, Universidad de Valparaíso (Sergio Navarro) y en el Uniacc (Gonzalo Justiniano). En la Universidad Católica no existe la carrera de cine propiamente tal, sino que en periodismo se puede optar a terminar como "director audiovisual".

Los cineastas que tengamos hoy tendrán influencia en las películas que veremos en el futuro. Quienes los formen y cómo los formen es clave. Me llama mucho la atención una nota de hoy en El Mercurio, en la que se presenta una encuesta hecha por la nueva escuela de cine de la Universidad del Desarrollo, en la que se plantea que lo peor del cine chileno, según sus propios realizadores (aunque no queda muy claro quién respondió la encuestas... ¿sólo directores? ¿también críticos? ¿técnicos?) son los guiones, la falta de identidad, el poco compromiso de la empresa privada y los canales de TV y la ausencia de buenos productores ejecutivos. O sea, todo. Quizás habría sido más fácil poner un título que dijera, "Según la Universidad del Desarrollo, el cine chileno no tiene por dónde".

Más allá de compartir esa evaluación, más me preocupa otra cosa: qué clase de directores quieren formar estas escuelas. Sólo mirar el consejo directivo de la Universidad del Desarrollo me da miedo. Qué rollo transmitirán estas escuelas a sus estudiantes. Me consta, la Escuela de Cine de Chile tiene una vocación por la realización, por darle para adelante, por el "avance irreflexivo y el retroceso metódico" (frase que copié como tag aquí en mi blog). Eso se nota en sus dos egresados más destacados: Matías Bize y Sebastián Campos. La Chile desde ya tiene una mirada documental (que se emparenta con sus orígenes en el Centro de Cine Experimental de 1957). Del resto, se hace dificil colegir algo a partir de sus profesores, sus egresados, o sus mallas académicas. ¿Alguien tiene una pista de qué rollos, qué intereses profundos, corren en las venas de las otras escuelas? Si existe alguno, claro. ¿Será el escuela de cine de la UDD, tal como lo indican mis prejuicios, una escuela de cine de derecha?

viernes, noviembre 04, 2005

30 años

¿Qué tienen en común gente tan detestable como Matthew McCoughnahey, Ralph Macchio, Laura Bush (madre de George W.), Sean "Puffy" Combs (ex Puff Daddy) y Alberto Espina (RN)?

¿Nadie?

Todos están de cumpleaños hoy.

Al igual que yo.

Llevo años buscando gente más interesante que esté de cumpleaños hoy. Lo más lejos que he llegado es considerar interesante al actor Martin Balsam. Y el único choro es el fotógrafo Robert Mapplethorpe.

Les juro: no hay mucho más.

Yo nací el 4 de noviembre de 1975, a las 16:50 hrs, en el Hospital Alemán de Valparaíso.

Hoy, a las 16:50 hrs, cumplo 30 años.

Me gusta pensar más en la gente que nació en 1975. Los destacados son todos mujeres: Drew Barrymore, Lauryn Hill, Angelina Jolie, Kate Winslet y Milla Jovovich.

Lo otro es pensar quién falleció días antes de que yo naciera, a ver si se reencarnó en mí. Sobre esto, Wikipedia dice: Pier Paolo Pasolini fue asesinado el 2 de noviembre de 1975.

Los años terminados en 5 siempre me han parecido importantes. Son años precisos en los que ocurren eventos precisos. En los años terminados en 5 falleció mucha gente notable. Einstein, Charlie Parker, James Agee, Thomas Mann y Jamen Dean murieron en 1955; T.S. Eliot, Malcolm X, W. Somerset Maugham y Churchill murieron en 1965; Bernard Herrmann en 1975; Orson Welles en 1985; Dean Martin en 1995.

En 1945 se acabó la Segunda Guerra Mundial (el apocalipsis segun Gastón Soublette), tiraron una bomba atómica, crearon la ONU y a Gabriela Mistral le dieron el Nobel (algo que este país machista apenas pesca).

Para el cine chileno, el Cine Club de la Universidad de Chile (que exhibiera películas que mostró por primera vez a los chilenos que existía otro cine) fue fundado por Pedro Chaskel en 1955, hace 50 años. En 1975, Patricio Guzmán terminó su primera parte de "La batalla de Chile". En 1985, Ignacio Agüero agarró su cámara para partir a entrevistar a los principales directores chilenos que empezaban a hacer sus precarias películas ("Cómo me da la gana").

Y este 4 de noviembre de 2005 es el primer día del resto de mi vida.

jueves, noviembre 03, 2005

Una noticia tan rara que no pude evitar linkear

Un ex intendente de la UP, llamado Alfredo Fuchslocher, falleció cuando se encontraba viendo los primeros minutos de "Allende", en una sala en Osorno. Más curioso aún, el finado no tenía ganas de ir a ver la película porque sabía que lo impresionaría. Patricio Guzmán está impactado y se pregunta qué escena lo habrá impactado tanto. ¿A alguien se le ocurre?

domingo, octubre 30, 2005

RUIZ: Lo que me quedé pensando después de ver "Días de campo"


Esta idea no es mía, es de Udo Jacobsen, profesor en el Instituto Arcos, cinéfilo y motor del sitio Fuera de Campo. Tuve la suerte de compartir una cerveza con Udo, y Renato Villegas (de Chileindependiente) y José Luis Torres Leiva (el director de "Obreras saliendo de la fábrica") el sábado en la noche, después de la función de "Días de campo". La idea de Udo, que quiero ocupar acá con su permiso, es el punto de partida de lo que quiero decir: las películas de Raúl Ruiz están estructuradas de manera muy parecida a las páginas web.

Son hipertexto.

Si se quiere, un hipertexto cinematográfico. Son películas contruidas en base a links. Su gramática no es lineal: es multidimensional. De cada diálogo entre personajes, o sonido de fondo, o frase disparada al aire, o decorado en las paredes (no exagero, de cada uno de los elementos que componen sus planos), nuestra atención puede saltar hacia otro lado: una referencia literaria, o la conexión con alguna pintura (la foto de acá al lado es un plano de "Días de campo": impresionismo a partir de un vidrio esmerilado). El enlace puede ser cinéfilo (muy especialmente con el cine B, y el cine negro) o cultural (en particular, Ruiz conecta los imaginarios de los árabes, chinos, franceses, suizos o turcos, como si todos fuéramos chilenos, como si el guiño risueño, o el juego de palabras, o las contradicciones lingüisticas y los eufemismo fueran patrimonio universal... No quiero alargar más este paréntesis, pero los espectadores chilenos estamos en ventaja con respecto a cualquier otro espectador de Ruiz: nos damos cuenta mejor que nadie de que ese absurdo cotidiano, esa contradicción entre discurso y realidad, esa impasibilidad ante lo extraordinario son parte de nuestro territorio vivencial, nos pertenecen).

Ver una película de Ruiz es una fiesta para la sinapsis cerebral: incluso para aquellos espectadores que se aburren.

Si uno se hace aficionado a esos estímulos (y no le importa no tener conocimiento ni de un cuarto de esos links), una película de Ruiz puede verse unas seis veces (por decir un número al voleo, pero que también es el número de funciones que tiene un plano, según Ruiz), y en cada pasada las capas que recubren capas se pueden ir resquebrajando, como si estuviera revelando el color con el que había sido pintada por primera vez una pared que se descascara.

Por supuesto, esto no explica la fascinación que produce una película de Raúl Ruiz. Más bien, puede explicar lo contrario. Un espectador habituado a la estructura dramática de los tres actos (es decir, todos nosotros), bien puede aburrirse con películas así de saltarinas, sin conflicto central, si no que, más bien, con variados conflictos elípticos, que van y vuelven en una misma película, casi como planetas orbitando alrededor de un sol. O varios soles.

Qué decir de la constante referencia cultural: tanta cita no solo puede parecer tediosa, sino que bastante angustiosa. Qué estoy haciendo acá que no estoy leyendo. Pero no hay que asustarse: Raúl Ruiz es lo que se llama un name-dropper, un lanza-nombres. Una raza de artista bastante inofensivo. No pretende abrumarnos con su conocimiento, ni reirse de una nuestra "ignorancia". Más bien, nos pide que le sigamos el juego de su propia sinapsis cerebral: como un niño que dice barbaridades en medio de la fiestas familiares para vergüenza de sus padres, Ruiz espera lo mismo de sus interlocutores-espectadores: una mezcla de fascinación y espanto ante la clase de desvaríos en los que puede adentrarse. Borgiano, nuevamente.

Ruiz lo ha dicho en varias entrevistas: "Para qué hacerlo fácil si se puede hacer difícil".

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Hipertexto hecho cine. No dejemos de lado todavía esta idea. Esta noción de hipertexto es la que hace que muchos espectadores simplemente se harten de sus películas, y se salgan de la sala a los 20 minutos, con mucha razón: una película, a diferencia de una página web, es visitada en un tiempo limitado, esto es, lo que dura la película. Podemos estar horas visitando y descubriendo los múltiples enlaces que nos encontramos en una página web; pero de comienzo a fin, no pasamos más de 90 minutos mirando "Días de campo". Hay otro punto: no todos los links son en sí interesantes. Muchas veces, encontrar una página llena de links nos abruma. Muchas veces, preferimos partir leyendo la página en general. Y luego, a veces, nos adentramos en los subrayados.

Por supuesto, el hipertexto es más antiguo que la internet. Nació con los ensayos y los textos académicos, que utilizan notas a pie de página o referencias bibliográficas. No hay nada novedoso en esta construcción en sí misma (autores como David Foster Wallaceincluso ocupan las notas al pie de página profusamente como recurso en sus novelas y reportajes periodísticos, pero también, como una manera de imitar el proceso cerebral de la escritura). Es el lector el que descrimina qué pie de páginas leer, si acaso los lee. A veces, están efectivamente el pie de la página. Otras veces están al final del capítulo.

Las películas de Ruiz tienen marcadas las notas a pie de página, pero al pie de página no hay nada. Está en blanco, como para que nosotros podamos escribirlo.

Por eso, como digo, no hay que exagerar: el hipertexto no es un valor en sí mismo en el cine de Raúl Ruiz (ni en el de nadie); es más bien un síntoma, o si se quiere, un arma empuñada con otros fines. Cuando vemos una película de Ruiz, muchos de sus links quedan en el aire, no conducen a nada; otros, son retomados posteriormente más tarde en la misma película. Hasta el momento no he descubierto links entre sus películas, y si los hay son cirscunstanciales. De otra forma, esta sería la más triste constatación: que es un cine circular, autorreferente, ombliguista.

No me parece, hasta el momento, que ésa sea la idea. Pero que el hipertexto visual existe, existe. Esta constante vinculación, estas asociaciones libres casi deportivas, son "barnizadas" con dos elementos que dan la sensación de un todo, pero que abren nuevas ventanas: la música de Jorge Arriagada (que se pasea por el jazz, la sinfónica y el be-bop como Pedro por su casa) y la presencia de narradores en off que marcan el camino elíptico y laberintico del relato. Es así como encontramos en películas como "Hipótesis de un cuadro robado", o en "Un lugar entre los vivos", no uno sino que DOS narradores literarios: dos voces que conversan o se ignoran, pero que están en pos de la narración de los acontecimientos, o que completan los acontecimientos relatados con sus comentarios.

Quienes han estudiado las películas de Ruiz, como el australiano Adrian Martin, a menudo citan a Jorge Luis Borges (en especial, su cuento "El jardín de senderos que se bifurcan") y a Sigmund Freud (por las asociaciones libres definidas en "La interpretación de los sueños"). Incluso Walter Benjamin entra al ruedo. Pero el extravío y la errancia narrativas no son solo literarias ni solo oníricas. De hecho, podríamos discutir realmente que esto sea un extravío. Esta construcción sucia no es tampoco puro patchwork; por su propuesta, su obsesión y su método de trabajo, las películas de Ruiz me remiten con fuerza a la pintura pop del norteamericano Robert Rauschenberg. Pero, claro, nuevamente este es otro de los links posibles. Por sus entrevistas y guiños mediáticos se parece a Hitchcock; por la composición de sus planos es pariente de Orson Welles; por su gusto por los fantasmas y la construcción surrealista es puro Buñuel.

Ruiz, de nuevo, se parece demasiado a tantos y no se parece a nadie.

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Todo este enredo, este ir y venir y devenir, este hipertexto visual, lo dije más arriba, puede que sea un arma empuñada con otros fines. De momento, lo único que tengo claro es que un arma. Pero no tengo idea todavía para qué fines. (Cortázar escribió "Rayuela", y nadie se preguntó con qué finalidad). Lo que no invalida la pregunta: señor Ruiz, ¿por que hace usted las películas que hace?

Ruiz ha dado algunas pistas. En un largo ensayo publicado en 2004, Adrian Martin cita un par de entrevistas en las que el director habla de la retórica como velo.
Estoy fascinado por el hecho de que la retórica tenga tantas funciones: a veces toma la forma de modestia o de la vergüenza. Si se habla de algo muy personal, uno usa una forma retórica; es una suerte de velo.
Ese "velo", para Martín, y descubrí esta semana, también para mí, esconde una emoción intensa, profunda que es más grande que la retórica que pretende esconderla.

Es ahí cuando se vienen a la mente los mejores planos de Ruiz, sus mejores momentos que son grandes momentos del cine: por nombrar solo dos de esos momentos más cercanos, que más de nosotros hemos visto, podemos recordar el monólogo del profesor loco de "Palomita Blanca" y la conversación con el señor Rubio en "Días de campo", personificado por Ignacio Agüero (si no la han visto tienen que ir a verla ahora ¡ya! Es probable que mañana la saquen de cartelera). Estos monólogos son vitales en ambas películas. En apariencia parecen inconexos. Parecen verborrea pura. Pero... ¿que clase de personas son las que hablan demasiado sin decir lo que realmente quieren decir? Los que son muy modestos o los que tienen mucha vergüenza. Aquellas personas que preferirían desparecer.

En "Días de campo", es más patente aún. El monólogo de Agüero desencadena el final: se dio todas esas vueltas para decir que no tiene ganas de volver a ver a su madre (Bélgica Castro). La misma madre que estuvo a punto de morir para volver a verlo; la que es una abnegada empleada de una casa patronal que espera con ansias las cartas de su hijo. Acá las palabras, la retórica, están usadas como velo, para ocultar una intensa emoción. Corrido el velo, nos hacemos parte de esa emoción, y todas sus implicancias. Nos conmueve.

Y he aquí el descubrimiento: Ruiz es Agüero. Todos esos estudios y propuestas acerca del lenguaje cinematografico, todos los infinitos rodeos narrativos, todas las referencialidades multiculturales, las capas sobre las capas; todas esas películas imposibles de ver que hace Ruiz, son parte del velo de la retórica. Hay cosas de las que no podemos hablar directamente. Una pista clave de esta idea está en una de las citas que abren su libro "Poética del cine". Una cita es a Edgar Wind, un experto alemán en el uso de alegorías en el Renacimiento. Y dice:
"¿Qué es un símbolo? Decir una cosa y significar otra. ¿Por qué no decirlo directamente? Por la simple razón de que ciertos fenómenos tienden a disolverse si nos acercamos a ellos sin ceremonia".
A Ruiz le interesan "esos fenómenos que tienden a disolverse", y le interesa "la ceremonia". Su búsqueda es verdadera. Lo que hay detrás de todos esos "velos retóricos" es verdadero: es una emoción profunda, y muy humana. Toda la secuencia final de "Días de campo", los últimos 15 minutos, están cargados de pena, de "penita" chilena. La pena profunda del costumbrismo: la pena del lacayo fiel, esa pena que el patrón, en su soberbia, cree poder resolver como quien resuelve el menú diario de la comida. Pero que nada tiene que hacer ahí. Es, también, la pena profunda de Chile. La que tratamos de ahogar en bares de mala muerte con la tele prendida, y la que nos deja deambulando como fantasmas. Es esa la pena de la que no podemos hablar, o por modestia o por vergüenza. Lo único que nos queda, apenas, es poder evocarla, errantes, como fantasmas.



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Una última cosa: recién ahora, después de esta sobrecarga de películas de Raúl Ruiz que tuvimos esta semana (y que no pretendo terminar: acabo de arrendar "Diálogo de exiliados" en Bazuca), se me hace más claro el panorama. He quedado muy entusiasmado. El entusiasmo en una emoción bastante mirada en menos por la intelectualidad: se le considera ingenua y efímera. No creo que sea el caso. El entusiasmo (que he podido encontrar, además, en otros críticos que leo muy seguido, como Adrian Martín, Jonathan Rosenbaum y Quintín) viene quizás por el hecho de que estás películas lo dejan a uno como si le hubieran masajeado la cabeza tres veces por semana.

Esta suceción de posteos comenzó con un "¿Debemos tomar en serio a Raúl Ruiz?" (un chiste interno con Hitchcock y el libro de Robin Wood) y creo que a estas alturas, apenas diez días después de haberlo escrito, me doy cuenta que Raúl Ruiz dice las cosas que dice como una consecuencia más de su cine: al igual que lo hacía Hitchcock, Ruiz dice las sandeces más grandes como un juego, pero también, como una manera de ocultarse. Su hablar, su retórica presocrática, lo convierte en un engranaje más de su propio imaginario.

No asistí a ninguna de las conferencias de Ruiz, y me enteré que estaban más llenas que las funciones de sus películas. No culpo a los asistentes: Ruiz es un tipo encantador y lleno de carisma. Su arrastre es cada vez más fiel. Y probablemente esas personas hayan tenido razón: seguiremos viendo las películas de Raúl Ruiz por los próximos cien o doscientos años, pero la posibilidad de ir a verlo personalmente (como si fuera un concierto de una banda de rock) es limitada.

Y una cosa más: estoy orgulloso de todos los comentarios dejados en estos posteos ruizianos. Fui errático en mis argumentos, pero la gente que pasea poor internet es generosa. Dejaron buenos comentarios. El que más me impresiono fue el de Daniel Villalobos sobre su función de "Días de campo" en un cine del centro. Es de miedo, y creo que es la mejor manera de cerrar este posteo y esta semana. A todos, un abrazo:
Momento cine-dentro-del-cine: ayer veo "Días de Campo" en el Hoyts Huérfanos. Sólo habemos dos personas en la sala. Luego entran unas pendejas haciendo la cimarra que hablan por celular, se ríen con Pancho Reyes, no entienden un carajo y se van a los diez minutos.

El tipo de adelante empieza a hablar. Solo. Primero comenta a los actores. Después se discute a sí mismo y compara una escena con alguna clase de match deportivo (estoy algo sordo, lo siento). Después tararea la música. Le hago el ssshhh, aunque en verdad por puro joder.

Ah, mira, había alguien más en la sala, imagínate, dice. Como que habla con otro (por un segundo pensé que tenía un enano en la butaca de al lado). Sigue comentando la acción y -esto fue de gran ayuda para un provinciano como yo- nombrando las calles y el nombre de los bares y los actores y lo que comían. Se convirtió como en un comentario de audio.

Al final, luces. Me paro rajado porque no le quiero ver la cara, pero el tipo es más rápido, se para, gira...y era (no recuerdo su nombre) el profesor de Palomita Blanca, el que monologaba sobre un colega fresco. Más gordo, más viejo, con unos lentes oscuros estilo DINA, pero era él. Un personaje de la película se había arrancado a verla.

Taba güena, murmuró, pasando por el lado mío, pero como al aire. Yo, de puro cortés (de puro huevón) hice como un mmmmm de asentimiento.

Pero la verdad es que estaba güena.

jueves, octubre 27, 2005

RUIZ: Qué lindo es ser eurobasura

Ayer fue la función de "Aquel día" (Ce jour-lá), una película suiza de Ruiz, que es una sátira sobre la burocracia suiza, y de alguna manera, sobre la demencia que subyace debajo de tanto orden y civilidad.

Ya saben: los suizos. Los suizos, con su banderita roja con la estrella blanca son un ejemplo extremo, casi sicópata, de limpieza y orden. Yo estuve en Ginebra hace un par de años, y me quedé con la sensación de haber estado es una gran juguetería de los años 30, con tranvías que cruzan la ciudad, y cuatro o cinco semáforos en cada esquina, uno para cada usuario (hay semaforos para autos, buses, ciclistas, peatones y motos). En el suelo están pintados las vias por las que deben avanzar cada uno de ellos. La gran atracción suiza es un ridículo chorro de agua que en verano dispara agua sobre el río Ródano. Es ciudad de burócratas de la ONU, la Cruz Roja Internacional, la Organizacion Internacional del Trabajo, y varias más así. Gente con mucho dinero que no hace nada. Es, también, una de las ciudades más caras de Europa: ir a un restaurant es un crimen.

No es casualidad, entonces que los personajes de Ce Jour-lá sean miembros de una familia de adinerados que no hace nada, más que tramar cómo deshacerse de Livia, un mina flaca y media loca que hereda toda la fortuna de su madre difunta. Por el otro lado, un asesino que se fugó del manicomio de la ciudad (¡porque alguien dejo la puerta abierta!), llega hasta la casa donde Livia vive sola... ¡y empieza a matar a todos los que vienen a matar a Livia!

Emil y Livia, locos de amorMientras loca y loco se entienden, el resto del clan es un grupete de "malos mentirosos" (gente que no sabe mentir), entre los que se encuentra el inspector de la policía (que sufre constantes calambres en las manos), y su ayudante Ritter, que tiene una idea brillante para resolver la fuga del asesino: no hacer nada. O hacer como que no se hace nada para que los demás crean que no hacemos nadas y así poder hacer nuestro trabajo con tranquilidad. Algo que podríamos llamar el manifiesto burócrata.

Así, la policia se la pasa en un restaurant, y la familia de Livia va muriendo, uno por uno, en la mansión. Los dialogos entre los dementes son cosas como:
  • "Me gusta tu nombre. Viene de tu rodilla".
  • "Dejarla sola en esta casa... donde ronda el diablo".
  • "Vaya despelote el que tienes dentro" (Livia tocando la cabeza del asesino).
  • "Usted es un angel. Tengo la teoría de que toda persona que cae al suelo es un angel".
Hay otras referencias a las multinacionales, simbolizadas por un ingrediente para ensaladas llamado Salsox, y que esta omnipresente en toda la película. En una escena en el restaurant, todos los comensales sacan Salsox del bolsillo y lo ponen sobre la mesa. Y luego lo vuelven a guardar.

Así es más o menos Ce jour-lá: más o menos. Hay referencias bastante burdas (un hombre en el restaurant resuelve un crucigrama con fotos de las caras de los protagonistas de la película... ¡oh, sí, esta película es un puzzle!), el humor es muy suizo (lo digo en serio), aunque está muy bellamente filmada. En el primer ataque que hace Emil Pointpoirot, el asesino, a Livia está filmado con deformación de la imagen (como ocurría a menudo en el cine B de los 50s) y es bien aterrador. El trabajo de cámara es muy apretado: casi no hay profundidad de campo en ninguna toma, y se ocupan muchos primeros planos al rostro (el rostro de Livia es para verlo por horas): lo mismo con el uso de la música, que constantemente busca escapar de no ser una heramienta de suspenso. Pero como película es poco exploratoria: es como esos poemas de Nicanor Parra, hechos para la tribuna, donde los espectadores ríen en cada verso.

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No quiero dejar de mencionar el episodio de Raúl Ruiz que aparece en "A propósito de Niza" (À propos de Nice, la suite 1995). La película es un "encargo cinematografico" hecho por el municipio de Niza para celebrar vaya a saber uno qué, y que está en directa referencia a un documental llamado igual, de 1930, dirigido por Jean Vigo. La estructura es un compilado de siete viñetas dirigidas por ocho directores: Abbas Kiarostami y Parviz Kimiavi (el primero), más Catherine Breillat, Claire Denis, Raymond Depardon, Pavel Lungin, Costa-Gavras y, el último, Raúl Ruiz. Fue la primera de las exhibidas en este ciclo, y el episodio de Ruiz bien podría ocuparse como un excelente punto de entrada a sus películas. Es onírico, es alegórico, es un espiral. La constante dualidad (somos dos personas, y esas dos personas son también otros dos) está perfectamente representado en la figura de una mujer que es "perseguida" o es "la perseguidora" de un personaje obsesionado con ella, interpretado por el fallecido Andrés Perez (sí, claro, el mismo de "La Negra Ester"). En el corto está presente la voz en off (el relato paralelo) tan típico de las de Ruiz, está los planos compuestos por otros planos, y las imagenes reflejadas en sí mismas (Pérez sostiene en sus piernas un espejo con un orificio al medio, que puesto frente a otro espejo, refleja a Perez decenas de veces). El corto es sencillo, acaso si se puede decir eso de algo filmado por Ruiz.

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No se pierdan hoy "Un lugar entre los vivos" (Une place parmi les vivans, 2003). Un abrazo.

miércoles, octubre 26, 2005

RUIZ: Fundos extraviados


“Como seguramente nunca me han visto, voy a presentarme. Soy el más conocido de los directores desconocidos. Así, por lo menos, me definió un crítico inglés hace treinta años y la frase continúa siendo cierta. Tal vez se deba a que no hago películas de aventuras, de amor ni de efectos especiales. Aunque en mis películas hay aventuras, amor y efectos especiales. Por ejemplo, esta es una película de aviones, pero como no teníamos muchos aviones tuvimos que hacer volar la cámara.”
Ayer fui a la función de las 10 de la noche de "El fundo perdido" (en el programa, "El dominio perdido", Le domain perdu, 2004), la película de aviones de Ruiz. Podríamos decir que es una película de aviones, que incluye a un cazador de tesoros, piratas, fantasmas, valiosos mapas que no sirven para nada y, efectivamente, cámaras voladoras.

Si existe un desafío para alguien que escribe de cine, es describir con justicia la trama de una película de Ruiz. Vamos a tratar. Pero vamos a hacerlo de la única manera posible: dando cuenta de que son películas sin un eje central, sino con multiples eventos que están desparramados como estrellas en el cielo, y que el espectador puede unir libremente para dibujar figuras. Convengamos que lo de las estrellas no es casualidad: no son las mismas las estrellas que vemos una noche u otra. Lo mismo ocurre con las película de Ruiz: son mecanismos vivos, mutantes, casi cronenbergianos, que cambian con el tiempo.
“Quisiera terminar citando a dos escritores. Uno es el filósofo Blaise Pascal, al que ustedes conocerán muy bien o, al menos, habrán oído hablar de él. Decía Pascal que todo lo que el hombre hace proviene de que no soporta estar solo en una habitación durante una hora. Y en este momento, ustedes van a pasar dos horas solos frente a la pantalla, así que les deseo suerte. El otro escritor es Jules Renard, que dijo que sus obras se debían releer antes de leerlas. Con mis películas sucede algo parecido. Así que les deseo que hoy revean El dominio perdido para que algún día puedan llegar a verla.”
1) DE QUÉ SE TRATA "EL FUNDO PERDIDO", VERSION CORTA: Esta es la amistad de dos hombres, a través de casi 70 años, unidos por los aviones, un tesoro perdido, una experiencia fantasmal, un libro y las mujeres.

2) QUIÉNES SON LOS PERSONAJES PRINCIPALES DE "EL FUNDO PERDIDO", VERSION CORTA: Uno es un aviador francés llamado Antoine Renaud, quien se extravía en su bimotor, y aterriza en los años 30s en un campo en el sur de Chile. Allí es bien recibido por una familia de campesinos que le da de comer. El hijo menor de esa familia es el otro personaje principal de esta historia, Máximo Miranda, un niño de unos 8 años. Un día que Máximo anda intruseando en el avión de Antoine, éste lo castiga con un cachetazo ("por la chupalla el gobierno, aquí no hay justicia", sale alegando Máximo) y desde entonces se hacen amigos. O Antoine se establece como un nuevo y misterioso padre para Máximo.

Máximo, el niño chileno, crece, se hace aviador y en la película lo vemos en otros dos escenarios: en Londres, en la Segunda Guerra Mundial, haciendo vuelos de reconocimiento para los aliados; y en 1973, en Chile, el día mismo del Golpe Militar, cuando recibe la misteriosa visita de un joven francés y su novia. Ese joven francés resulta ser el hijo de Antoine, quien viene a hacer preguntas sobre su padre. El relato que hace Máximo, de aquí en adelante, es la narración que une la película. Lo que veremos en adelante, muy común en las películas de Ruiz, son recuerdos y evocaciones de ese relato.

3) QUÉ UNE A LOS PERSONAJES PRINCIPALES: Antoine y Máximo están unidos por la sed de aventura. Antoine despierta esa sed en Máximo. Antoine es un cazador de tesoros. Cree en la existencia de tesoros perdidos, y con Máximo van en la búsqueda de uno de esos tesoros. También los unen los piratas: Máximo es asiduo seguidor de radioteatros de piratas, pero le parecen personajes inexistentes, hasta que Antoine le cuenta que los piratas sí existieron, y que incluso él tiene antepasados piratas.

4) QUÉ AVENTURAS VIVEN ANTOINE Y MAXIMO: Podríamos decir que Antoine y Máximo viven dos aventuras. O dos y media. Las primeras dos aventuras ocurren en los años 30s, a poco de conocerse. El relato de estas aventuras puede ser un poco extenso pero por lo menos digamos que en la primera, con la ayuda de unos indios coya que juegan a la pelota sin arcos ni equipos, descubren un tesoro de monedas y mapas que no sirve para nada.

En la segunda aventura, Antoine y Máximo van en una camioneta y se quedan sin bencina en un campo lejos de casa. Es un desierto, un lugar lleno de animitas que repentinamente se llena de peregrinos (trabajadores comunistas, al parecer) que luego desaparecen. Intrigados, Antoine y Máximo salen en su búsqueda, y se encuentran con una mansión colonial donde hay una fiesta. Casi una fiesta colonial: los trajes son muy elegantes y anticuados. Y estos invitados bailan una especie de cueca de salón, con pañuelos al aire y agrupados en círculos. Máximo se queda dormido. Antoine, en cambio, flirtea con una mujer llamada Ivonne. "¿Por qué se ríe?", le pregunta a ella. "Me río porque soy seria", le responde.. Y continúa: "Y soy seria porque usted me da la impresión de conocerlo de antes". Luego los invitados se congregan al amanecer a mirar por las ventanas unos fuegos artificiales, algo que según ellos, es "la ciudad que aparece".

La ultima media aventura ocurre ya en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. Máximo, lo dijimos, se ha hecho aviador y al parecer, trabaja para los aliados (su uniforme tiene una etiqueta que dice "Chile" bordada en el hombro). Antoine aparece. Y le pide que le enseñe a manejar los nuevos aviones, lo que resulta infructuoso.

Más tarde, Máximo se da cuenta de que la vida de Antoine aparece descrita, detalle por detalle, en un curioso libro de aventuras. Más raro aún, ese libro, llamado "El gran Meaulnes" Máximo se lo tuvo que aprender de memoria por recomendación de su tío, por ser ésta la mejor manera de aprender francés. Memorizándolo, le dijo el tío, "se aprenden cosas que ni los franceses saben de ellos mismos".

Cuando Máximo descubre esto, que la vida de su amigo Antoine alguien ya la había escrito en un libro, le pasa "El gran Meaules" a Antoine para que lo lea. Más tarde, Antoine emprende un vuelo de reconocimiento para tomar fotografías al campo enemigo. Y nunca más vuelve. Esto es anunciado por Antoine: "Las cosas resultarán bien, pero no nos volveremos a ver", le dice.

A Máximo le dan la misión de ir a avisarle de la desaparición de Antoine a su única hija, que vive en París. Cenan juntos, hablan del libro ("nunca lo lei porque nunca lo pude conseguir", le dice ella) y de la posibilidad real de terminar en la cama.

Más impotante aún, la hija de Antoine le cuenta de la infancia de su padre: le cuenta que su padre la raptó de la casa de su abuelo en 1922. Y que el autor de "El gran Meaules" era el mejor amigo de Antoine... que murió en 1914. Maz se queda masticando estos datos y estos años. Y algo no le calza...

Esta escena se empalma en paralelo con una que transcurre 30 años después, en Chile.

5) QUÉ OCURRE EN CHILE EN 1973: Todos los hechos relatados anteriormente transcurren en secuencias que van y vuelven en el tiempo, con un eje en relato que hace Máximo a Augustin, el hijo de Antoine, la mañana misma del 11 de septiembre de 1973 (no olvidemos, una mañana de aviones).

En esa mañana, mientras Máximo se encuentra escuchando un concierto para piano, y mientras se oyen explosiones en la calle y comunicados militares en la radio, Maximo recibe la visita de Augustin y su novia. Augustin viene herido de un brazo, y ha venido desde Francia para hacerle preguntas sobre su padre. Luego de escuchar ese relato (que conforma el 80% de la película), una patrulla militar viene a allanar la casa y se lleva detenidos a los tres personajes.

Por sus contactos con la embajada francesa, Máximo logra zafar de la detención, pero no así Augustin. Máximo y la novia de Augustin va a comer al que debe ser el único restaurant que permenece abierto el 11 de septiembre de 1973. Mientras comen Máximo, tiene una revelación: la novia de Augustin le recuerda otra mujer: la hija de Antoine.

Aquí nos enteramos que después de esa noche de 1942 en Paris, Maximo y la hija de Antoine tuvieron un hijo que Máximo nunca conoció.

6) CÓMO TERMINAN LAS AVENTURAS DE ANTOINE Y MÁXIMO: Estamos en la época actual (¿2004?). Máximo debe tener unos 80 años. Está sentado en una ceremonia en la Embajada francesa en Santiago. Ve cómo otros ancianos son condecorados. Y el joven que lo acompaña le dice que no se preocupe, que el próximo año le va a tocar a él.

A la salida de la ceremonia, el joven le dice que le tiene una sorpresa: lo lleva a una casona a las afueras de Santiago (¿Pirque?). Allí se encuentra con un vital anciano, más anciano que él, pero más energizado: es Antoine. Máximo casi no puede creerlo y hablan de cualquier cosa, mientras comparten un aguardiente de Chillán. "Yo era un cazador de tesoros", le dice Antoine, "pero tú eras un encontrador de tesoros".

Quedan hablando varias horas ("me reí como no me había reído en muchos años", dice Máximo). Antes de irse, en el umbral de la puerta, Maximo desea resolver una última duda. "¿Cómo es posible...?", le pregunta Máximo, "¿cómo es posible que hayas raptado a tu hija en 1922, si el autor del libro donde aparece eso murió en 1914?". "Así son las cosas", le responde Antoine, como buen fantasma francés. "A él siempre se le ocurrieron las cosas antes a mí".

La película termina como si fuera una clásica aventura de fantasmas y aviadores del cine norteamericano de los años 40s. El joven que acompañaba a Máximo en la ceremonia final aparece despidiéndose con un saludo militar, mirando al mar, lo que nos hace pensar que quizás él es hijo perdido de Máximo. La cámara se acerca al cielo, y vemos un cartel que dice FIN que se acerca a la cámara.

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Es curioso, pero es muy sensato que una historia como esta no provoque ni el más mínimo interés en muchas personas. No solo es sensato, sino que después de releer lo que acabo de describir, me parece hasta entendible. Pero si uno entiende eso, también deben tenerle paciencia ante la aura de fascinación que una película como esta puede provocar en uno.

Primero, es interesante la reconstrucción contante que hace Raúl Ruiz de Chile, y en especial, del mitológico Chile de su infancia, y cómo se mezclan esas experiencias sensibles (que el recuerda con mucho cariño en esta y otras películas) con sus experiencias intelectuales (que el atesora con no menos cariño). Ruiz mete todo eso en esa licuadora que es el cerebro humano cuando duerme, y lo trasnforma en una película.

No me parece de mayor sentido hacer una lectura de los simbolismos que puedan estar en la película. Lo más probable que una lectura freudiana haga una interpretación literatosa y única de los personajes, y nadie se banca a estas alturas algo así.

Pero me interesan dos cosas, que están en la reflexión constante que hace Ruiz del cine mismo: las figuras de los fantasmas y los dobles (los doppelgänger).

No voy a explayarme aquí de esos temas: pero me parece que es interesante que pongamos atencion a los encuadres fantasmales, a los lentes angulosos, a los planos contracenitales (¿existe esta palabra?), y a los múltiples espejos y reflejos que veremos en las películas de estos días. Olvidemos por un segundo las constantes referencias literarias (muy borgianas) de Ruiz. No lo escuchemos hablar. Por un momento, veamos los espíritus errantes de deambulan por sus películas. A ver si se animan...

Hoy son las funciones de la esperada "Aquel día" o "Ese día" (Ce jour-la), que fuera Selección Oficial en Cannes 2003, el año de "Dogville", "Elephant" y "Río Místico". Yo voy a la función de las 14:30 hrs. Un abrazo.




martes, octubre 25, 2005

RUIZ: Quintin y "El dominio perdido"


Urgente: "El dominio perdido" es posterior a "Días de campo", que se estrena el jueves. La dan hoy, por ultima vez, a las 10 de la noche en Cine Hoyts La Raina. Para entusiasmarse y prepararse, esta muy interesante nota de Quintín en Trabajos prácticos.

lunes, octubre 24, 2005

¿Debemos tomar en serio a Raúl Ruiz?

No olvidemos: los chilotes tienen fama de mentirosos
Esta semana tenemos a Raúl Ruiz en Chile. Y la visita de este año viene a confirmar la búsqueda de todo chileno que vive en el extranjero: uno se va de este país para que lo echen de menos.

Irse de Chile es el mecanismo perfecto para mostrar nuestros afectos: nos alegramos de que la gente se vaya (por fin nos dejan tranquilos), y cuando ya se han ido, lo único que queremos es que vuelvan (por lo menos, por un rato). Padecemos de esquizofrenia social pura. Quizás esto se deba a que tenemos grandes problemas para convivir, y conversar, y debatir entre nosotros. Y quizás nos gustan más las fiestas y las despedidas, que la vida diaria. Puede ser.

El punto es que para alguien como Raúl Ruiz, se hace muy cómodo ir y volver todos los años. El lo sabe y nosotros lo sabemos. Está cerca y lejos al mismo tiempo. Cuando viene, siempre se lo recibe con los brazos abiertos. Y cuando se va, se le despide en el aeropuerto, con pañuelos en la mano, pensando: ¿de qué planeta salió este viejo loco?

Año a año va creciendo el culto ruiziano. Tanta ida y tanta venida no han sido en vano: como Ruiz se va y vuelve todos los años por cualquier motivo (para filmar una película, o para estrenarla o, simplemente, para tomar borgoña en algún local de Valparaíso), ya lo tratan como a la Virgen: un grupo de voluntarios se anota cada temporada para recibirlo y sacarlo en andas alrededor de la plaza. Raúl Ruiz, con la sonrisa esquiva, acepta la juerga. Le entusiasma. Y da entrevistas. Decenas de entrevistas.

En esas entrevistas Raúl Ruiz dice las sandeces más grandes (lúdicas, pero también superficiales) que uno puede escuchar a una persona. Se produce en el efecto Parra: sus interlocutores, a menudo, se le quedan boquiabiertos, ríen nerviosamente (ríen demasiado, como si todo lo que dijera fuera chistoso) y aplauden como bobalicones. Es la entrevista por demolición: cada frase del entrevistado no tiene capacidad de ser contrapreguntada. Paradoja sobre paradoja, poco se habla con Raúl Ruiz de sus películas (así como poco se habla con Parra de su poesía).

Esta semana, tuve la suerte de estar con quien fuera un compañero de curso de Raúl Ruiz en los años sesentas, cuando estudiaba dramaturgia en la Universidad de Chile. Y me hablaba de esto: que Ruiz se está rodeando de demasiados cortesanos, que desmayan ante cada palabra que sale de la boca del director. "Está hablando puras huevadas", me decía, "y todos las escuchan como si fueran revelaciones de los misterios del arte". Y agregaba: "Eso va a terminar por hacerle mucho daño a Raúl".

No lo sé. Quien sabe. Es una manera de verlo. Quizás Raul Ruiz dice y habla esas ridiculeces-que-parecen-profundas-reflexiones por deporte. Porque poco tiene que decir sobre sus películas. Porque quizás, como lo cree Jonathan Rosenbaum, sea el heredero directo de Orson Welles. Y es probable que todo sea un chiste, un largo y borgiano chiste en el que se citan libros y teorías inexistentes como mecanismo defensivo ante el aburrimiento.

Lo que sí está claro es que si dan una película de Ruiz cerca de tu casa, tienes que ir a verla. Eso de seguro. Este año, la procesión de Ruiz viene acompañada de siete de sus películas más recientes, que serán mostradas desde este martes y hasta el viernes en el Cine Hoyts de La Reina. Será una oportunidad única de ver en 35mm cintas como "A propósito de Niza" (1995, con otros seis directores, el martes), "El dominio perdido" (2004, también el martes), "Un lugar entre los vivos" (2003, el jueves), "Las almas fuertes" (2000) o "Genealogías de un crimen" (1996, ambas el viernes). No son muchas referencias las que tengo de sus películas (quiero decir, no he visto ninguna de las que aquí se van a mostrar), pero sí puedo decir algo de "Ese día" (Ce Jour-là, 2003): dejó muy impresionados a un par de amigos cinéfilos que pudieron verla en Bafici 2003. Dicen que algo tiene de cine negro, algo de expresionismo, algo de comedia. Suena bien. La dan el miércoles.


Tapsin para el resfrío...
Más curioso todavía es el estreno comercial de "Días de campo", la última película de Ruiz filmada en Chile, basada en el libro de cuentos de Federico Gana (primo de Alberto Blest Gana), que el director habría leído a los ocho años, película protagonizada por Marcial Edwards, Bélgica Castro, Poli Délano, Francisco Reyes, Rosa Ramírez y Amparo Noguera. No olvidemos que esta es la primera película de ficción de Ruiz que filma en Chile desde "Palomita blanca".

En este blog seguiremos con cuidado el desarrollo de esta muestra, así como las conferencias con académicos franceses el martes, miercoles, jueves y viernes entre 18:30 y 20:30 hrs, también en Cine Hoyts.

domingo, octubre 23, 2005

VALDIVIA no termina

De último minuto, y cortito: Matías Bize es entrevistado hoy en "Artes y letras"; Fuguet escribe sobre Ezequiel Acuña y "Como un avión estrellado"en el Radar, en Página 12. Y la presidenta del jurado del Festival, Verónica Cortínez, envió una carta a los diarios criticando la cobertura, que aparece reproducida en el correo semanal que manda Chileindependiente. La carta es la siguiente (las negritas son mías):

Historias del Cine Chileno

Como presidente del jurado del reciente Festival de Cine de Valdivia me veo en la obligación de corregir ciertas inexactitudes publicadas en " El Mercurio" y en otros diarios nacionales en torno a las premiaciones al mejor largometraje y al mejor largometraje chileno de este año. Estas inexactitudes se han reiterado a raíz del Festival de Cine de Viña del Mar y del Día del Cine, y me temo que con cada repetición parecen adquirir mayor veracidad. Aunque los errores son varios, me centro sólo en los dos más significativos, con la esperanza de facilitarle el trabajo a un futuro historiador de nuestro cine más reciente.

Bajo el titular “Valdivia ignora al cine chileno”, El Mercurio (7 de octubre, C18) inventa una polémica debido a que el premio al mejor largometraje lo obtuvo El niño dormido, una película belga-marroquí de Yasmine Kassari. El cine chileno estuvo muy bien representado con cinco largometrajes, y el jurado lo midió con la misma vara que usó para evaluar el mejor cine internacional; esto debería ser motivo de satisfacción. Parece que fueron los periodistas quienes ignoraron parte de la muestra presentada en Valdivia. Cabe destacar la honestidad del periodista de La Nación, quien me confesó algo avergonzado que ninguno de los periodistas había visto la película ganadora, pues especulaban que ganaría una de las chilenas. No sería mala idea instituir en el Festival de Valdivia un premio del público, pues el jurado oficial no siempre coincide con las expectativas nacionales o de algún periodista. Como se sabe, el premio del público del Festival de Viña recayó en Olga, una película brasileña, lo que demuestra que es falsa la suposición de que el público chileno se inclinaría necesariamente por una producción nacional.

Valdivia no sólo no ignoró al cine chileno, sino que este año incluso tuvo un premio adicional para el mejor largometraje chileno. Este premio no fue “inventado a última hora, a pedido del Ministro de Cultura, José Weinstein” (Las Últimas Noticias, 7 de octubre, 33), ni “instituido recién en los últimos días del festival” (La Tercera , 7 de octubre, 56), cosa que repite El Mercurio hace unos días al decir que “se inventó un premio a último minuto para la producción nacional” (16 de octubre, C21). Este premio surgió por iniciativa de Televisión Nacional en mayo y estaba especificado en las bases de la competencia. Nuestro jurado operó desde un comienzo sabiendo de su existencia. De manera unánime y con gran entusiasmo, le otorgamos este premio a Mi mejor enemigo de Alex Bowen, con el único criterio de su calidad cinematográfica. En este sentido, es incorrecto lo que El Mercurio publica ayer bajo el título “La vedette del año” donde se dice que “algunos lo vieron como un pie forzado” o que el premio pudo deberse a que “la cinta será la representante chilena en los Premios Goya” (18 de octubre, C17).

Es cierto que el Festival de Viña premió la película chilena En la cama de Matías Bize, que no obtuvo distinciones en Valdivia. Si uno quisiera inventar una nueva polémica podría cuestionar por qué en Viña hubo sólo dos películas chilenas en la competencia o por qué no se preseleccionó Se arrienda de Alberto Fuguet, que está teniendo gran éxito de público en todo el país. En Valdivia hubo tres premios para películas chilenas y en Viña hubo tres premios para películas chilenas. En lugar de crear conflictos donde no existen, deberíamos alegrarnos por la cantidad de películas chilenas que se hacen actualmente y cuya calidad reconocen jurados internacionales de todas partes.

En estos momentos escribo un libro sobre el cine chileno de fines de los años sesenta y me sorprendo con frecuencia ante la gran cantidad de errores de este tipo que distorsionan y confunden la historia de nuestro cine. Ahora he sido testigo directo de cómo se producen estos errores, que por lo general nadie se encarga de rectificar. Creo que es mi deber recordar la enorme responsabilidad que tienen los periodistas de entregar datos confiables y la responsabilidad paralela de los editores de verificar con pulcritud la información que entregan al público actual y a la memoria histórica.

Verónica Cortínez
Ph.D. Harvard
Catedrática de UCLA
Directora Residente del Centro de Estudios de la Universidad de California en Chile
Solo quiero decir una cosa: just for the record, yo también estoy trabajando en un libro del cine chileno de los sesentas (diablos, ¡ya no se puede crear con las ventana abierta!). Y es curioso, si uno tiene ese cine en la cabeza, no descubrir la conexión directa entre quienes formaron ese cine y la nueva generación de directores (Campos-Bize, especialmente). Más aún, las críticas a la prensa las comparto, pero acá están puestas en el contexto de argumento defensivo. ¿Qué importa la cantidad de premios que otorga un festival u otro? Lo que importa es quiénes reciben esos premios. Los premios son política: son mensajes. Son cartas a la historia. Eso, cualquiera que haya sido jurado en algún festival lo sabe. Y el mensaje de Valdivia de este año fue: "¿Había una nueva generación de directores, con propuestas que no veíamos hace años en Chile? Bah, ni me di cuenta".

viernes, octubre 21, 2005

Hoy en La Segunda, Mañana en Cinemax

Marco Antonio Pinochet, minutos después de prontuariarse:
"Fue como ir a sacar pasaporte".
"¿Y su madre, hará el trámite?". "Ella tiene sus abogados, tiene otra edad... es mucho más complicado este trámite".
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Mañana en Cinemax dan "Spellbound", un casi-premiado y bien recibido documental sobre las competencias de deletreo que hacen en las escuelas norteamericanas. O sea, del sub-género "gente compitiendo como una metáfora de la sobreviviencia". La película se enfoca en ocho competidores, de todo tipo, todos menores de 10 años, que llegan a la gran final en Washington. No la he visto, pero mucho he leído sobre ella. Mañana sábado, a las 18:15 hrs, en el canal 50 de VTR, veremos. Que tengan un buen fin de semana.